Diseñando la vida
Nosotros mismos somos el puente que une el pedido de lo que proyectamos con la materialización de lo proyectado.
Nosotros mismos somos el puente que une el pedido de lo que proyectamos con la materialización de lo proyectado.
Nuestras creencias son el conjunto que conforman las proyecciones mentales y emocionales de lo que enviamos al espacio cuántico, como un paquete de instrucciones, que termina siendo el plano constructivo del diseño de la realidad.
La construcción de la realidad no es otra cosa que la conjunción del tiempo, el espacio, la intensión y la energía constructiva que ordena las infinitas opciones latentes que existen como realidades potenciales. La experiencia que llamamos creencia tiene un efecto que se expande y proyecta mucho más allá de nosotros mismos hacia una matriz que es el espacio intangible en el cual el crear es posible.
Cuando nos aceptamos a nosotros mismos como creadores y aprendemos a sintonizarnos con la fuerza que nos permite crear, comenzamos a cambiar enfermedad por salud, odio por amor y nos abrimos a la posibilidad de ser coparticipadores del proceso de creación.
Probablemente no sea una coincidencia que durante el mismo lapso en que se nos ha alentado a adoptar creencias limitantes la humanidad haya sufrido las mayores calamidades producidas por guerras, plagas y persecuciones, además de haber causado los mayores daños al ecosistema jamás realizados.
Son precisamente estas creencias las que a menudo nos hacen sentirnos insignificantes, impotentes y temerosos de los acontecimientos y del propio futuro, cuando en verdad poseemos el potencial para hacer frente al desafío y para revertirlo.
¿Qué sucedería si descubriéramos lo que somos capaces de hacer? ¿Y si resulta que juntos podríamos convertirnos en poderosos emisores de energía con el potencial de transmutar cualquier situación desfavorable para el planeta? ¿Cómo cambiarían nuestras vidas si despertamos al poder de crear abundancia para nuestras vidas, mediante la capacidad de comunicarnos cuánticamente con la matriz de creación?
Un cambio de paradigma semejante sería como un cambio radical de timón sobre lo que creemos que es posible y lo que no. Mientras nos sintamos seres separados e impotentes frente a lo creado, el conflicto, la separación y el sufrimiento tendrán sentido.
También si la ciencia revela que somos seres con un potencial enorme de transformación y creación, el conflicto, la separación y el sufrimiento dejarán de tener sentido.
Las puertas hacia el nuevo entendimiento están abiertas: la creación necesita creadores.
La disociación entre la ciencia y la espiritualidad comienza a fundirse en un punto en el cual se espiritualiza la ciencia y la espiritualidad se científica.
El hombre, desde que nació la ciencia, se dedicó a estudiar por separado lo que siempre estuvo unido dentro de un sistema holotrópico, aquello que permite a la parte ser una pieza constitutiva de un conjunto que es en sí mismo el movimiento hacia la totalidad y la unidad.
La ciencia, con el advenimiento de la nueva era del conocimiento cuántico, ha descubierto que las leyes de lo físico colapsan frente al potencial incomprendido de la mente y la fuerza del espíritu.
El hombre, desde que nació la ciencia, se dedicó a estudiar por separado lo que siempre estuvo unido dentro de un sistema holotrópico, aquello que permite a la parte ser una pieza constitutiva de un conjunto que es en sí mismo el movimiento hacia la totalidad y la unidad.
La ciencia, con el advenimiento de la nueva era del conocimiento cuántico, ha descubierto que las leyes de lo físico colapsan frente al potencial incomprendido de la mente y la fuerza del espíritu.
El poder creacional.
El sentido de la vida es lograr materializar nuestros deseos interiores mediante la fuerza del sentimiento y el pensamiento.
No obstante, despertar dicho poder de materialización requiere de un cambio en la forma de todo aquello que creemos de nosotros mismos y de las dinámicas de creación de la realidad. Así como el sonido se propaga por el aire, nuestros pensamientos, sentimientos y creencias atraviesan el entramado cuántico para convertirse en una manifestación de optimismo o pesimismo, de salud o enfermedad, de amor o de odio, de paz o de violencia.
Somos los directores de orquesta de nuestra propia sinfonía.
El sentido de la vida es lograr materializar nuestros deseos interiores mediante la fuerza del sentimiento y el pensamiento.
No obstante, despertar dicho poder de materialización requiere de un cambio en la forma de todo aquello que creemos de nosotros mismos y de las dinámicas de creación de la realidad. Así como el sonido se propaga por el aire, nuestros pensamientos, sentimientos y creencias atraviesan el entramado cuántico para convertirse en una manifestación de optimismo o pesimismo, de salud o enfermedad, de amor o de odio, de paz o de violencia.
Somos los directores de orquesta de nuestra propia sinfonía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario